Que te puedo decir para sorprender,
para convencer a tu corazón y a tu razón,
para exorcizar mis fantasmas
a la vez que tus dudas.
No saber de ti es más doloroso que una traición.
Es igual que una isla sin mar,
un poco menos que morir de soledad.
Porque un día sin ti es un día perdido.
Hoy que no estás, que no se si volverás,
hoy te tengo que confesar
que no hay nadie como tú
que borre mi dolor con una llamada,
que me haga soñar despierto con su llegada.
Tengo miedo que tu corazón no sea el de antes,
que haya soñado con otros mundos mejores.
Y es que no hay nada como tu amor
que me tenga imaginando un mundo mejor.
Tus ojos me dan la certeza de que nunca se acabarán las estrellas.
Tus manos frágiles me matarían si no quisieran ir con las mías.
Y es que eres una persona tan inpresindible para mis latidos
que no puedo estar lejos de tus labios tan pulidos.
Tendría una deuda con la verdad si digo
que me muero sin ti, pero más mentiría
si niego que mejor viviría con tu vida,
aun con la duda de que cuando vuelvas
y aunque no vengas, esta es la verdad.
El acto mediante el cual el hombre se funda y revela a sí mismo es la poesía. La poesía nos hace tocar lo impalpable y escuchar la marea del silencio cubriendo un paisaje devastado por el insomnio. Cada poema es único. En cada obra late, con mayor o menor grado, toda la poesía. Cada lector busca algo en el poema. Y no es insólito que lo encuentre: Ya lo llevaba dentro. OP.
Nunca desistas de un sueño. Sólo trata de ver las señales que te lleven a él, sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar.
Así, a pocos, sin prisa...
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