Un hombre que quería volver a ser niño.

Los muchachos juegan en la peligrosa calle

como enunciaban  los periódicos de ayer.

Sus voces reflejan menos preocupación,

exaltan la necesidad de volver a ser niños.

Doña Beatriz, reticente en cuanto a todo,

dice que en sus tiempos... eran otros tiempos.

Pero, ¿cómo lograr retroceder los otoños,

cómo limitar los momentos a solo recuerdos

que no maltraten al chiquillo que llevamos dentro?

Todo pesa trascendentalmente, pero no es de ñoños

pensar en un diferente sentimiento.
Y siento que mientras, la gente desvanece sus deseos, 

viajan a Logroño, sueñan con Manhattan... 

Se puede luchar para que la deuda de los años

nos hiera tal vez pero poder decir que no nos mata,

que al ver la inocencia, el candor, no lo veamos extraño,

tener tiempo como antaño y no creer que se sabe todo.

Ver la vida como una aventura para vivirla, 

Y al final morir como duerme un rorro.