Y aquí estoy, pensando cómo besarte
con lo fácil que fue hace tan pocas horas.
Las palabras vienen y van, no logro ordenarlas.
Las ideas están, solo falta vestirlas
para que salgan al mundo como obras de arte.
Quizás al gustarte tanto decidas por decidirte
y averigües qué quieres de esta vida.
Te pasa lo mismo tal vez que a mi mente,
que procura no equivocarse al decirte: ...
No me muero si te vas, pero muero porque estés aquí.
Los labios que dejaste no sienten frío esperándote.
No tienen prisa las manos que abrazaron cada espacio de ti.
No quiero hacer cábalas del destino de tus pensamientos.
Yo no quiero reprochar ni saber por qué lo hiciste.
Te espero aunque el gris invada el cielo,
con las mismas ganas de derretir el hielo,
con una flor en la mano, con una fantasía,
con las velas casi enteras, con la primavera,
con café caliente o un vino en la nevera,
con el calor intacto, con los sueños aun por luchar,
con muchos amaneceres por despertar,
con el espacio que dejaste vacío,
con el deseo de hacer a tu hermano tío,
con los libros haciendo fila para tus ojos,
con viajes con el camino por andar,
con más canciones, con esperanza,
con la verdad por vivir con arrugas,
con la mesa lista para cenar.
El acto mediante el cual el hombre se funda y revela a sí mismo es la poesía. La poesía nos hace tocar lo impalpable y escuchar la marea del silencio cubriendo un paisaje devastado por el insomnio. Cada poema es único. En cada obra late, con mayor o menor grado, toda la poesía. Cada lector busca algo en el poema. Y no es insólito que lo encuentre: Ya lo llevaba dentro. OP.
Nunca desistas de un sueño. Sólo trata de ver las señales que te lleven a él, sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar.
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